jueves, 27 de abril de 2017
Tristeza
Tristeza
Daniel San Cristóbal, Partido Frente Grande
La decisión de la Cámara de Diputados de endeudar la Provincia produce
una enorme tristeza en quienes consideramos que la autonomía financiera es un
tema crucial para asegurar la plena vigencia de la democracia y el ejercicio
pleno del poder por las autoridades electas por el pueblo.
Los muertos no pagan
Así lo entendieron Néstor
Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner al:
·
sacarse el yugo del FMI;
·
renegociar la deuda con quitas y en condiciones
más favorables –los muertos no pagan-;
·
no aceptar las condiciones miserables que nos
imponen los acreedores externos y mantenerse férreos en no acceder a los cantos
de sirena del sistema financiero internacional;
·
y, además, facilitar un fenomenal proceso de
desendeudamiento de las Provincias de nuestros país –Chaco debía en 12/2002 el
equivalente a más cuatro años de ingresos y al terminar 2015 el 28% de uno-.
Es el proyecto, estúpido
El esquema de la alianza
Cambiemos se puede sintetizar con pocos trazos: achicar el Estado, reducir la
carga tributaria –en especial la de las empresas, no la de los consumidores-,
apoyar los sectores económicos (soja,
petróleo, servicios…) que favorecen a la gran empresa nacional y/o trasnacional
y financiar –dada la caída de ingresos por caída de actividad y baja de presión
tributaria- con endeudamiento. No les importa un proyecto de país con autonomía
popular, ellos son “el mundo” ellos son la dependencia.
No son ellos, somos nosotros
Entonces no hay que alarmarse por
esa presión endeudadora. Ya pasó muchas veces, la última (antes de ésta) desde
1989 hasta la explosión de 2001.
Lo que alarma es cierta
desmemoria y cierta falta de compromiso y oportunismo político que colabora
para que ellos puedan desplegar su proyecto de destrucción del país.
Una buena parte de la oposición política
en nuestro país –oposición hasta 2015 y oposición hoy- contribuyó al triunfo de
Cambiemos, apostó al “cuanto peor mejor”. El PJ light de Massa, el progresismo
blanco de manos limpias y acuerdos oscuros, el troskismo que se hace llamar
izquierda, entre algunos de esos sectores. Callaron lo que sabían. Sabían lo
que está pasando y se callaron para obtener probables réditos.
Otra parte de la oposición
política –oficialismo hasta 2015 y oposición hoy- creyó que a partir de diciembre de 2015, vía
dinamitar la única oposición integrada con vida propia –el FPV-, pasarían por
caja a cobrar su parte. El PJ anti CFK, buena parte de las/los senadoras/es, una
porción de las/los diputadas/os nacionales y los gobernadores –gran mayoría de ellos- se
restregaron las manos, pensando que afectando la unidad triunfarían y serían
seleccionados por el macrismo para remitirles ayuda. Hoy estamos sufriendo las
consecuencias de su especulación e irresponsabilidad.
Los gobernadores son
probablemente los que más cerca están sufriendo las consecuencias de sus
propias torpezas. Un grupo de ellos le dio aire al proyecto que los ahorca. Temerosos,
timoratos y oportunistas apoyaron el gran acuerdo buitre y gran parte del
andamiaje legislativo que hoy los/nos hunde.
Y llegó el endeudamiento masivo
2016 llevó la deuda 6.800
millones a 12.600, récord del 85%.
Para 2017 el gobierno provincial
construyó el teleteatro del presupuesto. Maquinó una operación tratando de
poner una norma dentro de otra norma –deuda dentro de presupuesto- .
Algunos artículos de la
iniciativa parecerían que los redactó el joven manos de tijera o algún monstruo
que se escapó de una película de terror.
Se cabalgó con mucha
desinformación en la sociedad y con pocos medios informando o provocando el
debate. Se repitió el latiguillo del presupuesto. Se trabaja con la falta de
memoria y hasta con la desesperación. ¿Cómo se les ocurre plantear endeudarse
con una fórmula matemática como límite? ¿A quién se le ocurre pedir la facultad
de emitir bonos para consolidar deudas que todavía no se contrajeron y cuyos
bienes y/o servicios siquiera se contrataron?
Es cierto, la situación
provincial es delicada, muy delicada. Y muy poca gente lo advierte. Pero esa
desesperación no debe llevarnos a la irresponsabilidad de plantear un
endeudamiento inmanejable.
Por suerte primó la cordura. Los
irresponsables legisladores del radicalismo que apoyan rabiosamente la política
de destrucción de Macri pretenden adjudicarse sobriedad, responsabilidad y hasta algunos “beneficios” de la nueva ley.
Primó la cordura digo, porque en
medio de un proyecto nacional que nos hunde, de un gobierno provincial con
menos cintura política –y conversación- que una heladera, y una gran crisis
social en puerta, la ley que surgió puso límites. Ayudó una Constitución
Provincial que no consagra la decisión a la mayoría, sino a los dos tercios, y
la responsabilidad de algunos legisladores –inscribo a Daniel Trabalón, del
Frente Grande, porque me consta el trabajo que realizó-.
Cuando termine 2017,
probablemente lleguemos a 20.000 millones de deuda.
Ojo, la respuesta es política
No hay mucho margen. El ajuste de
gastos será explosivo, incrementar ingresos en las condiciones actuales no es
factible, endeudarse prolongará la agonía un par de años y luego a nuestros
nietos.
En mi humilde opinión, lo único
que frenará el camino al descalabro es el desarrollo de opciones políticas que
detengan en las urnas el proyecto de la Alianza Cambiemos.
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