sábado, 26 de abril de 2008

Astrólogos (a propósito de opiniones sobre el nuevo ministro de economía)

“El neoliberalismo es a la economía neoclásica lo que la astrología es a la astronomía. En ambos casos se necesita mucha fe ciega para pasar de una cosa a la otra” A. Zaiat


En una nota periodística del Diario Norte del 26 de abril bajo el título "La llegada de Fernandez divide las expectativas y evaluaciones entre economistas chaqueños" opinan cinco chaqueños que han hecho de las ciencias económicas su forma (total o parcial) de vida.

Me acordé del libro ¿Economistas o astrólogos? la economía de los noventa de Alfredo Zaiat, donde se desarrolla el (triste) papel de quienes conducieron el destino económico de nuestro país en el desarrollo del modelo neoliberal. Cuestión además que nos dejo bastante desprestigiados a quienes abrazamos las ciencias económicas desde otra perspectiva, como ciencia al servicio de la sociedad.

Dice Zaiat "Una de las características de éstos tiempos ha sido la omnipresencia de la figura del economista. Un profesional que se ha presentado como imprescindible para indicar qué hacer con la economía; con ese halo de ubicuidad ha contribuido en forma notable a las transformaciones sociales , políticas y económicas de los ´90 Se trata de un economista de pensamiento neoliberal, que, con un respaldo pretendidamente científico, estableció que es lo que se puede y lo que no se puede hacer en materia de política económica. Sostiene un discurso que expone como técnico pero resulta fundamentalmente político e ideológico. En esa lógica de receta única define como inviable cualquier planteo de un programa económico alternativo. "

La nota divide dos posiciones:
a) la de los "protagonistas de la administración", el actual Subsecretario de Hacienda Miguel Aquino y el ex Ministro de Economía y actual presidente de Fiduciaria del Norte SA Roberto Dell Orto, quienes expresan buenas expectativas y trazan el perfil técnico del nuevo funcionario; y
b) la de los "economistas vinculados a la actividad productiva y académica", de los que deberiamos esperar una opinión "productiva y académica". ¿No?. No

Paco Lobera, Jorge Glibota y Antonio Besil, ex dirigente cavallista, actual dirigente de Recrear y funcionario multiuso de la última dictadura/decano de la facultad de ciencias económicas en aquella época, respectivamente, opinaron sin el más mínimo rigor "productivo o científico".

En su rol de astrólogos y opinólogos los "economistas vinculados a la actividad productiva y académica" dieron aquella respuesta ideológica de la que habla Zaiat. Afirmaciones vagas, "En este país los cambios nunca son presunción de algo bueno", "no es buen augurio", dice uno; "desnuda problemas internos en el gobierno", "que se vuelva atrás con las retenciones y podamos vivir en paz" dice otro; "ha provocado (el ministro saliente) el enfrentamiento del campo y el gobierno donde también queda clara una guerra interna" dice el académico con un lenguaje mas a tono con su carácter de funcionario de la dictadura "parece que las decisiones de economía las maneja el ex presidente Kirchner" cierra.

¿Son estos los economistas chaqueños? Discípulos de Martinez de Hoz y de Domingo Cavallo.

Ni una idea, crítica o propuesta económica. El efecto económico de las retenciones y de retrotraer las medidas, el impacto inflacionario de esas retenciones, los errores y/o aciertos del modelo económico; el crecimiento y la distribución, la inserción del Chaco en el esquema económico nacional, el endeudamiento productivo, las expectativas respecto de producto bruto/recaudación/tipo de cambio, etc., etc., . Nada.

¿Son éstos los economistas chaqueños? Lamentable




2 comentarios:

Partes de Guerra dijo...

Solo un comentario sobre estos tipos: a veces uno no termina de entender si son o se hacen. Porque, si piensan así nada menos que un decano y egresados de una facultad pública de Ciencias Económicas, debe ser que algo huele mal en la UNNE. Pero muy mal. No aportan nada al debate.
Pasando al tema, creo que el gran debate es si nos sacamos de encima el estigma cultural del neoliberalismo de demonización del Estado. Esa es la cuestión: intervención o no intervención del Estado. Celebro las retenciones, especialmente a la soja, pero también al trigo y a cualquier otro producto cuya escasez pueda encarecer el precio de los alimentos para los sectores populares. Entiendo que también deberían acompañarse con algún tipo de incentivo a los otros cultivos, a la lechería y a la ganadería también. En el caso de la inflación, me parece que las retenciones son un instrumento para evitar que se dispare más. No obstante, me parece que ahí, además de la suba internacional de los precios de los alimentos -que nadie medianamente buena leche puede ignorar- también hay una cuestión de monopolios y oligopolios en los mercados de productos alimenticios por los cuales las empresas especulan con los precios ante el aumento de la demanda y no invierten para acompañar esa demanda con más oferta, dando el lógico resultado de la suba de los precios constante. ¿Qué hacer? Llamar al Estado. Pero a un Estado en serio, con herramientas e instrumentos eficaces. Con burocracia y equipos técnicos capacitados, con leyes para la defensa de la competencia y de abastecimiento. Si no sirven las que hay, crear otras nuevas, para eso se tiene mayoría en las dos cámaras. Y punto. Cualquier medida de política económica de un gobierno que se considere nac&pop tiene que aspirar a garantizar que los sectores populares, las mayorías, tengan alimentos a precios razonables.

Partes de Guerra dijo...

Solo un comentario sobre estos tipos: a veces uno no termina de entender si son o se hacen. Porque, si piensan así nada menos que un decano y egresados de una facultad pública de Ciencias Económicas, debe ser que algo huele mal en la UNNE. Pero muy mal. No aportan nada al debate.
Pasando al tema, creo que el gran debate es si nos sacamos de encima el estigma cultural del neoliberalismo de demonización del Estado. Esa es la cuestión: intervención o no intervención del Estado. Celebro las retenciones, especialmente a la soja, pero también al trigo y a cualquier otro producto cuya escasez pueda encarecer el precio de los alimentos para los sectores populares. Entiendo que también deberían acompañarse con algún tipo de incentivo a los otros cultivos, a la lechería y a la ganadería también. En el caso de la inflación, me parece que las retenciones son un instrumento para evitar que se dispare más. No obstante, me parece que ahí, además de la suba internacional de los precios de los alimentos -que nadie medianamente buena leche puede ignorar- también hay una cuestión de monopolios y oligopolios en los mercados de productos alimenticios por los cuales las empresas especulan con los precios ante el aumento de la demanda y no invierten para acompañar esa demanda con más oferta, dando el lógico resultado de la suba de los precios constante. ¿Qué hacer? Llamar al Estado. Pero a un Estado en serio, con herramientas e instrumentos eficaces. Con burocracia y equipos técnicos capacitados, con leyes para la defensa de la competencia y de abastecimiento. Si no sirven las que hay, crear otras nuevas, para eso se tiene mayoría en las dos cámaras. Y punto. Cualquier medida de política económica de un gobierno que se considere nac&pop tiene que aspirar a garantizar que los sectores populares, las mayorías, tengan alimentos a precios razonables.