A mediados de los años 30, un grupo de jóvenes radicales yrigoyenistas funda FORJA. Entre ellos: Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche, Homero Manzi, Luis Dellepiane, Gabriel Del Mazo y Julio Darío Alessandro
En tiempos de confrontar con liberales y conservadores, adscribían a un nacionalismo popular que sintetizaban en: “somos una Argentina colonial, queremos ser una Argentina libre”, devenido luego en cantos y paredes como “patria sí, colonia no”
Una vez me contó que salían tres con un banquito. Llegaban a una plaza, uno se subía al banco y arengaba a la gente, mientras los otros dos gritaban y aplaudían, cual actual secta evangélica
Scalabrini presenció maravillado el 17 de octubre de 1945, al que definió: “Era el subsuelo de la patria sublevado, era el crecimiento básico de la Nación que asomaba por primera vez en su tosca desnudez original, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción de un terremoto. Eran los hombres que están solos y esperan, que iniciaban sus tareas de reivindicación, el espíritu de la tierra estaba presente como nunca creí verlo”
Con el tiempo fui sabiendo otras cosas de Darío. Supe que fue intendente de Rojas, que condujo un trabajo de edición de un Cancionero de Perón y Evita, que había trabajado en una Caja de Subsidios Familiares. Siempre me costó hilar las variadas facetas de su vida, de las que no presumía
A fines de 1945 los dos campos de la realidad social argentina comienzan la campaña electoral. Pero mientras la Unión Democrática cuenta con los aparatos partidarios de sus componentes, en el campo opuesto no existían partidos ni mecanismos para la contienda
El 24 de Octubre se funda el Partido Laborista en base a los sindicatos. El 29 del mismo mes se produce un desprendimiento de la Unión Cívica Radical que se constituye como U.C.R. (Junta Renovadora) en apoyo a Perón y aporta el vice, Quijano
En ambos se subsume FORJA, que se disuelve el 15 de Noviembre de 1945. El acta expresa: “Declara que el pensamiento y las finalidades perseguidas al crearse están cumplidas al definirse un movimiento popular en condiciones políticas y sociales que son la expresión colectiva de una voluntad nacional…”
La firman Arturo Jauretche, presidente, y Darío Alessandro, secretario de la asamblea
Lo ví a Darío respaldando de cerca a Cafiero en la confrontación con Herminio Iglesias de 1985. Exiliados de la conducción del Partido Justicialista debió acudirse a la estructura formal del Partido Renovador de la Provincia de Buenos Aires -al módico costo de una banca nacional para su administrador- para obtener un sólido triunfo el 3 de noviembre de 1985. Que Darío apuntaló desde el último lugar (35º o 36º) de la lista de diputados
En 1986 se recuperó el Partido Justicialista de la Provincia, y en 1987 se encaró la campaña por la gobernación
Me acuerdo que una tarde, para cerrar las listas, me pidieron una pecera de vidrio en la que trabajaba. La birome recorría las manos de Manolo Torres, Hugo Curto, el Chango Blanco, creo que Pepe Rodríguez y algún otro arcángel de nuestra propia fauna conurbanesca, indiferentes a las inquietudes de un atildado Pierri que giraba alrededor, temeroso de dejar su pecunio y carrera en manos de tamaños socios. Desde la pared los semblanteaba Darío, en su último puesto del afiche del ‘85
No pasó mucho tiempo antes de que Darío me recriminara desde su ronco vozarrón: “Deje de ubicarme en grupos de jubilados, yo quiero conversar con los jóvenes”
Después del golpe de 1955 Scalabrini Ortiz se encontró en una esquina del centro de Buenos Aires con su amigo Leopoldo Marechal y le dijo: “Hay que empezar a hacer todo de nuevo. Todo otra vez…”
Obtenida la gobernación, vinieron la derrota en la interna presidencial en 1988 -Cafiero pareció augurarla (“estoy preocupado, no veo morochos en mis actos”)- y el encumbramiento de la traición en el gobierno nacional
Para resistir la cual, Darío integró como horizontal patriarca el Grupo de los 8 - que completaban Chacho, Germán, Brunati, el Conde Ramos, Franco Caviglia, Moisés Fontela y Juan Pablo Cafiero- efímero dispositivo de disputa interna y frágil nave insignia de nuestra nueva cruzada
Es lindo dejar estela. A mi me ha servido la de Darío para encontrar hilos conductores entre ideales, luchas, ejemplos y generaciones. En esta nueva revancha de nuestra vida política que transitamos y a la que aportamos nuestros maduros afanes, su posta, ese listón alto que nos dejaron, debiera tener que ver siempre con lo que somos y hacemos
Gracias Darío
2 comentarios:
Me gustó; sobre todo lo "del Banquito" y lo de Cafiero "en mis actos no veo morochos". Una sintesis de convicción (tres y el banquito) y percepción de indicadores (lo de Cafiero). Don Darío, un hombre de la Causa Popular Democrática y Nacional.
Eso está escrito con el corazón.
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